Este texto fue escrito hace 8 años, hoy los chicos tienen 19 y 17, la verdad aunque su aproximación a la lectura ha cambiado un poco no dista tanto de la esencia con la que llegó:
Hace unos días, le pregunté a mi hija de 11 años si recordaba cómo aprendió a leer. Su respuesta fue sencilla pero profunda: “Solo recuerdo que al principio miraba los libros y no entendía mucho. Poco a poco, empecé a entender un poco más, hasta que un día lo entendí todo”. Intrigada, seguí preguntando:
👩 “¿Y qué significa para ti la lectura?”
🤩 “¿Cómo así, mami? No entiendo.”
👩 “Prácticamente lees todo el día. ¿Por qué lo haces? ¿Qué sientes cuando estás leyendo?”
🤩 “Cuando leo libros como Harry Potter, siento que visito Hogwarts. Disfruto de las aventuras de los personajes y puedo imaginarme los diferentes lugares que describen. Y cuando leo algo como Los Gatos Guerreros, me imagino el bosque, los olores, los sabores, las batallas. Es como si pudiera visitar otros lugares con mi imaginación.”
👩 “¿Y cuando lees libros en busca de información?”
🤩 “Busco algo que necesito saber, y a través de los libros encuentro respuestas. A veces también uso internet. Mi mente simplemente encuentra lo que busca.”
Luego, con las mismas preguntas, abordé a mi otro hijo de 9 años.
Sobre cómo aprendió, su respuesta fue directa: 😎 “No tengo ni idea. Un día no entendía nada y al siguiente sí.”
Sobre qué es la lectura para él, me dijo: 😎 “La lectura es algo complicado que uso solo cuando la necesito. Por ejemplo, si estoy aburrido, paso el tiempo con un cuento o un libro de historia. Si necesito una historia o información, busco en un libro o en internet. Y mis videojuegos me dan instrucciones para jugar.”
Estas conversaciones me hicieron reflexionar sobre las diferencias en los procesos de aprendizaje de mis hijos. La niña primero leyó y luego escribió, mostrando gran interés desde el inicio. Hoy es una lectora incansable. En cambio, el niño empezó por la escritura y luego aprendió a leer, mostrando interés en escribir antes de sumergirse en los libros.
Lo que este proceso les ha dejado es una convicción, libertad y autonomía en su aprendizaje, capacidad analítica y creativa, y una fuerte identidad. Como madre, he aprendido que lo que imaginé para ellos no necesariamente será lo que ellos elijan, pero puedo admirar, disfrutar y acompañar sus procesos únicos.
Este camino no siempre es fácil, especialmente cuando los colegios exigen ciertos hitos educativos. Pero quiero inspirarte a darles tiempo y espacio. Cada niño tiene su ritmo, y el amor por la lectura se cultiva en la libertad y la paciencia.