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Conversando de Corazón a Corazón con los Peques (Y Un Poco Sobre Escucharme a Mí Misma)

Tengo algo que contarte. Con cuatro hijos, almas llenas de energía en casa, encontrar un momento para escuchar cada una de sus historias, deseos y aventuras (sin olvidarme de escuchar mis propios pensamientos en el proceso) puede parecer una tarea de héroes. Pero he encontrado una manera, un pequeño ritual, que nos ha acercado de una forma muy especial.

La Magia de Escuchar… con Todo

Primero, déjame hablarte de un detalle curioso: el olfato. Sí, como lo oyes. ¿Te has dado cuenta de cómo cambia el olor de tus hijos según lo que sienten? Al principio me tomó por sorpresa, pero ahora esos pequeños cambios me guían hacia cómo están realmente, más allá de sus palabras.

Y los Ojos, ¿Qué Me Dices?

Observarlos, realmente verlos, te dice tanto. La forma en que se mueven, la luz en sus ojos, la tranquilidad o inquietud de sus cuerpos. Todo cuenta una historia, su historia, en ese preciso momento.

Pero, Espera, Hay un Paso Previo

Antes de sumergirnos en la escucha profunda, tengo que hacer un alto y calmar ese torrente de pensamientos y juicios que a veces se desatan en mi mente. Es como ponerle un “pausa” a esa parte de mí que quiere solucionarlo todo, para simplemente estar ahí, abierta y receptiva.

Y Luego, el Corazón Toma la Posta

Abrir el corazón de par en par es clave. Me digo a mí misma: “Estoy aquí para ti, para entender tu mundo, tus pasiones, tus miedos”. Y créeme, este simple acto transforma la conversación.

La Conversación Corazón a Corazón

Y ahora sí, llega el momento de hablar, de escuchar de verdad. De sumergirme en sus palabras, de intentar ver el mundo a través de sus ojos, sin pretender cambiar nada, solo apreciar y comprender. Cambiar los “¿Por qué no lo intentas así?” por “Cuéntame más sobre eso”.

Al final, siempre terminamos con un abrazo que lo dice todo. Y te confieso, este pequeño cambio en cómo nos escuchamos ha tejido hilos invisibles pero fuertes entre nosotros.

Entonces, ¿Te Animas a Probar?

Escuchar con los ojos, los oídos, el olfato, y sobre todo, con el corazón, no solo nos acerca a nuestros hijos, sino que nos enseña mucho sobre nosotros mismos. Es una invitación a construir puentes de entendimiento y amor, puentes que, espero, duren toda la vida.

Cuéntame, ¿cómo te va con esto de escuchar de forma completa? ¿Qué descubres en el proceso? Compartamos ese camino de aprendizaje, de amiga a amiga, de corazón a corazón.

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